Sunday, January 21, 2007

La madre del ocio...

Los días se vuelven una eternidad en esta ciudad.
Nadie está conforme, en especial yo. Yo soy aquella que a mediados de noviembre no daba más de sueño, caminando con las esperanzas a metros bajo tierra; esperando que los sucesos más desafortunados terminasen luego; en fin, esperando la libertad que significa el no tener nada que hacer.

Estoy en una ciudad donde, lamentablemente, se nota fácilmente que no hay nada que hacer… Al menos, yo no puedo hacer nada; estoy maniatada. El otro día, como consecuencia del brutal aburrimiento que vivía en mi casa, tuve la osadía de ir al centro de Tocopilla. Créanme que no me entretuve en lo más mínimo; recorrí el centro en unos ¿15 minutos?. Triste.
Ni hablar de las ganas locas que tengo de bailar al son de Placebo, Blur o algo que no sea coreografía ni suene a reggaetón (o como digo yo: reguatón). Guardo mis ganas de ir a ‘La Máquina’ con las chicas, como quién metiera fácilmente una moneda a su bolsillo.

Buscar trabajo aquí es tiempo perdido. Acá todos los trabajos son tiempo completo, y a un sueldo que mejor ni hablar, porque capaz que salga uno de esos discursos ‘de pueblo’ y comunachos. Lo único que me queda para entretenerme son las clases de conducción que hace tiempo pedía a gritos. Si todo sale bien, espero ser a finales de febrero o inicios de marzo un congestionante más al tráfico vehicular.

¿Viajar?. Sin comentarios.

¿El gimnasio?. He llamado varias veces a la profesora de aeróbicos que tenía el año pasado, pero ni rastros de ella. Estoy resignada a volver a clases hecha una bola de grasa. Y no, no hago ejercicios por mi cuenta porque creo que no avanzo. Lo que sí me propuse fue hacer cada día un mínimo de 100 abdominales, cifra bastante ridícula y risoria para quien acostumbra a ejercitarse durante todo el año [que confusión lo anterior… Es lo que hay, pero creo que se entiende].

Me dejo de idioteces.
Espero, ya con taaanto tiempo disponible, escribir mucho y seguido en Blogger, para que no se pierdan mis ‘increíbles’ aventuras.
Take care…
Bye…

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