
Hace aproximadamente dos semanas hay algo que me inquieta, y lo hace de sobremanera. Siempre tiendo a pensar de forma bastante egoísta, en el sentido que a nadie más que a mí le puede suceder la mayor de las atrocidades.
Pero hace ya dos semanas (como lo planteé arriba), me di cuenta de que esa realidad es absolutamente diferente. Un día cualquiera, tomando té con mi fiel amiga y confidente Ross (Hola Andrea!!!), escuché por la radio una barbarie semejante al exterminio nazi: ‘Mi nombre es Yasuri, Yasuri Yamilé’.
Mi cara de horror se hizo evidente al instante, al punto que Ross preguntó: ‘¿Qué te pasa?’. ‘Nada, pero escucha la radio’, respondí.
El aparato sonoro receptor vomitaba el siguiente estribillo:
Mi nombre es Yasuri,
Yasuri Yamilé,
Si te metes conmigo,
Te saco la ‘Gillette’ .
Luego agrega:
Ella es Yasuri,
Yasuri Yamilé,
Su esposo está en la cárcel,
Y ella canta un reggae.
En ese mismo instante, Ross decidió compartir conmigo su espanto. Y después de un minuto de silencio (que en verdad fueron como cinco segundos), abundaron las más estrepitosas y eufóricas risas.
‘No puede, en verdad que no puede llamarse así’, sugirió mi amiga. ¡Pobre Yasuri!, y yo que pensé que tener como segundo nombre ‘Elena’ era algo parecido a una tortura de la época medieval (con flechas y mazos y todos lo demás!).
Dejemos de lado el fatídico hecho de llamarse ‘Yasuri Yamilé’. Ahora nos dirigimos al análisis de la pseudo-canción (porque algo de tal calaña NO puede ser una canción).
En primer lugar (y sin ganas de ofender a nada, menos a nadie), la canción se gana un mérito enorme, porque es lo más flaite que he escuchado hasta ahora. Pensé que todo había sido más que suficiente con el auge del reggaeton, Daddy Yankee y todo el ‘Bling-Bling’ que esa subcultura representa. Pero este intento de canción se pasó. Aplausos por eso.
Segundo: el hecho de que sea un reggaeton ya produce ese tufillo a ambiente flaite. ¿Y si le agregamos la sugerente voz de la cantante?. Aquella incipiente vocalista no pierde oportunidad de sesear (muchas esssesss), característica propia de la subcultura flaite. Ejemplo: ‘Mi nombre es Yasssuri, Yasssuri Yamilé’.
Podría seguir de una manera bastante cruel las faltas más comunes del ‘lenguaje flaite’ (como por ejemplo, la fijación con el fonema ‘Y‘. Ejemplo: ‘Oyyye‘. Es la muestra de un español argentinizado, pero ‘flaiterizado‘), pero mi objetivo no es ofender a nadie. Después de todo, dichos seres no tienen la culpa de su condición.
¿La verdad, y nada más que la verdad?. El ser de baja condición social no implica la pérdida de la dignidad, es decir, no pueden (y no tienen que) rebajarse al nivel de lagartijas, de forma de desvirtuar de forma colosal el lenguaje (en esto concuerdo con mi ‘querido‘ profesor de Constitucional). Al menos, intentemos mantener la riqueza de nuestro lenguaje.
El ser de baja condición no implica (y de verdad lo pienso así) hablar mal, porque conozco a gente bastante humilde, y hablan bastante bien, tanto, que hasta en ocasiones he quedado yo de rota y vulgar.
He dicho.
Saludos a todos, y cuídense de Yasuri Yamilé, porque si se meten con ella, de seguro les saca la ’Gillette’. Chao.